Romance misterioso

Publicado en 31 Octubre 2013

"Sus mundos eran muy distintos, pero el amor no es capaz de entender eso"

"Sus mundos eran muy distintos, pero el amor no es capaz de entender eso"

Su alma llevaba demasiado tiempo sufriendo y su corazón ya ni siquiera tenía motivos por los que latir. Apenas había cumplido los 30 años y su existencia se había convertido en algo que ella misma odiaba, pero aún así, había algo dentro de ella que le daba esperanza para seguir respirando. Nunca había conocido el amor verdadero y aunque pensar en eso la entristecía, intuía que algún día el amor la haría vivir de nuevo, porque eso para ella ya no era vida. No era nada. En un intento por retar al destino y hasta incluso a ella misma, decidió un buen día disfrazarse de alguien que no era. Se transformó en alguien totalmente distinto y cuando se miraba en el espejo, le costaba reconocerse, pero le pareció todo un reto por ver si las cosas cambiarían o si por el contrario, permanecería todo en el mismo sitio.

Su nombre ahora era Daphne y desde aquel día, el color negro se había convertido en su disfraz. Su vida entera se había transformado en una película de la que sólo ella era la protagonista, pero disfrutaba interpretando ese papel y mientras que el tiempo transcurría entre días llenos de soledad, aprendió a verlo desde un punto de vista que antes pasaba desapercibido. Escribía poemas de desamor y de desdicha, pero disfrutaba con aquello. A pesar de todo, en su cabeza siempre estaba presente el mismo pensamiento y el mismo anhelo. Enamorarse de alguien y encajar la pieza que le faltaba en el puzzle de su vida.

La gente empezó a darle de lado, porque ya no era ella y se había convertido en una persona tan distinta, que su soledad crecía a pasos agigantados, ya que la gente de su entorno no estaba dispuesta a apoyarla en esa decisión que estaba tomando. De todas formas, ella ya empezaba a desear pasar así toda su vida. Aunque tuviese que disfrazarse de alguien que no era, aunque su nombre fuese diferente y su estilo de vida se hubiese transformado en algo opuesto a lo que ella siempre había sido. Halloween estaba cerca y para nada le asustaba la idea de tener que pasar sola esa noche. Este año, seguiría estando disfrazada, así que sería una noche más.

En medio de toda esa transformación, comenzó a frecuentar sitios que para ella eran inexistentes. Sitios oscuros, llenos de gente que vestía igual que ella y de esa forma, no se sentía tan sola. Aunque siempre había sido muy tímida y eso no había conseguido cambiarlo aunque quisiera. Se sentó en una esquina observando como los demás bebían y se lo pasaban bien, mientras ella en el fondo, se preguntaba si en realidad se estaba equivocando al haber entrado ahí, pero su respuesta no tardó en llegar. Minutos después, se le acercó un chico.

_ Hola, ¿es la primera vez que vienes? Nunca te he visto por aquí.

_ No y realmente no sé que estoy haciendo aquí.

_ Cuando alguien entra por primera vez a un sitio al que nunca ha entrado, es porque está buscando algo. Intuyo que ese es tu caso.

_ ¿Cómo lo sabes?

_ Te he estado observando desde que has entrado por la puerta. Lo único que has hecho, ha sido sentarte en esta esquina sola, mirando a la nada y sin hablar con nadie.

_ Lo cierto, es que no tengo muy claro lo que estoy buscando. Solo quiero intentar cambiar el rumbo de mi destino.

_ Debes de estar pasándolo mal. ¿Cómo te llamas? Yo soy Alex.

_ Encantada Alex, yo soy Daphne.

_ Bonito nombre. Oye Daphne, tengo que irme, pero me gustaría invitarte a una fiesta la noche de Halloween, ¿te apetece venir?

Cuando Alex salió por la puerta, sintió un flechazo. Por primera vez en su vida, se sintió atraída hacia alguien totalmente distinto a ella. Él pertenecía a otro mundo y ella ni siquiera sabía cuál era su lugar. Aún así, decidió ir a la fiesta y ahí estaba, en un sitio distinto, rodeada de gente que no conocía. Nunca antes se había sentido tan tremendamente sola. Intentó buscar a Alex con la mirada, pero era prácticamente imposible. Había muy poca luz y demasiada gente que la observaba, pero nadie se acercaba a ella. Después de pasar un largo rato así, a lo lejos vio como un chico se le acercaba y tras el nerviosismo inicial, pudo comprobar que se trataba de Alex, el chico que conoció días atrás.

_ Me alegro mucho de que estés aquí. Gracias por venir.

_ Gracias a ti por invitarme. ¿Conoces a toda esa gente?

_ Si. Son amigos y compañeros de trabajo. Celebramos Halloween desde hace muchos años. Es la única noche en la que podemos mostrarnos tal y como somos.

_ Supongo que debe de ser difícil. Yo nunca he hecho algo así.

_ ¿A qué te refieres?

_ Nunca me he disfrazado en Halloween. De hecho, soy muy diferente a vosotros. Mi mundo es muy distinto.

Daphne por primera vez en su vida, se sinceró y abrió su corazón a alguien que mostraba verdadero interés por escucharla y por saber más cosas sobre ella. Alex se sentía muy atraído hacia ella y pudo ver que debajo de esa oscura apariencia, se escondía una mujer de grandes sentimientos que deseaba con todas sus fuerzas ser feliz junto a alguien. Él le contó que lo de ser gótico le venía desde hacía mucho tiempo y que no era fácil tener que vivir con las críticas de la gente. Daphne se acercó más a él y mientras hablaba pudo notar que le estaba contando cosas que no se le cuentan a cualquiera. La noche de Halloween, se convirtió en una noche especial para los dos.

Después de aquello, Daphne se aburrió de vestir como alguien que no era y decidió volver a su look original. El que verdaderamente la identificaba y con el que llevaba toda su vida conviviendo. Con Alex apenas se veía, ya que ella dejó de frecuentar los sitios por los que él se movía y dejaron de coincidir a menudo como antes. Aparte de eso, Daphne intentaba evitar tener contacto con él, ya que sabía que si se enamoraba, sería difícil estar con un chico tan distinto a ella. A pesar de eso, le echaba de menos y deseaba encontrarse con él de nuevo. Alex también la echaba mucho de menos y ninguna chica gótica como él, había conseguido encandilarlo como hizo Daphne.

Un día, Daphne salió a dar un paseo. Estaba lloviendo, pero le daba igual, ya que disfrutaba caminando bajo el paraguas, sintiendo como las gotas de lluvia caían y como el olor a hierba mojada le hacía sentir bien. Fue entonces cuando le vio. Llevaba el pelo largo, estaba sentado en un banco y parecía que estaba leyendo algo. Su corazón dio un vuelco y estuvo durante 5 minutos observándole a lo lejos, dudando entre si acercarse o darse la vuelta cuando al final, decidió ir hacia donde él estaba. Se detuvo frente a él y fue entonces cuando consiguió captar su atención.

_ Hola Alex, me alegro mucho de verte.

_ ¿Daphne? ¿Eres tú?

_ En realidad me llamo Esthela. Daphne no existe.

_ Para mí sí que existió y sigue existiendo. Espero que me perdones por lo que voy a hacer.

Se levantó del banco y sin más, la besó. Los dos se fundieron en un largo beso, con la lluvia cayendo sobre sus cabezas y la magia flotando en el ambiente. Fue cuando ella se sintió orgullosa y feliz de haber sido quien no era durante un tiempo, ya que de esa forma, pudo conocer el amor verdadero y desde aquel momento, toda su vida emergió de la nada. Todo gracias a una noche de Halloween, en la que conoció a su otro yo en un mundo distinto al suyo.

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